Nunca sè porquè dejo de escribir largas temporadas. Sì que he pasado por fronteras, y han pasado cosas, en fìn.
Y lleguè a Ecuador, otra sorpresa del viaje. Por aquellos entonces, iba con Alex y Martìn, el español que trabaja unos meses y viaja los otros, y uno de los argentinos locos. Llegamos a un pueblito del norte que se llama Otabalo, muy bonito, descubriendo este increìble y desconocido paìs, yo no sabìa casi nada. Està todo llenito de colores y artesanìas, y como (y como) siempre los mercados alucinantes. Allà, a los altramuces, los llaman chochos, y veìamos a las señoras gritando por la calle:"chooochoos, señor no quiere comer ricos chochooooss!", Alex y yo nos reìamos, y Martìn no lo entendìa, como Alex no entendìa cuando Martìn se reìa algunas veces "te recojo a las 5" "serà si me redejo", trampitas de los idiomas, ese provecho le sacamos a las torres de babel, y desde muchos lugares. Nos cansamos de chochos y terminamos echàndoselos a las ratas, que era un pasatiempo curioso, en lugar de echar miguitas a los patos, echàbamos chochos a las ratas, y no èramos los ùnicos.
Despuès, Quito. Creo que Quito es la ciudad, como ciudad, màs hermosa de las que he estado. Y no me lo esperaba, me acuerdo de que, con 14 años, llamàbamos con Davidma gratis a la embajada de Quito para reìrnos, porque nos parecìa el culo del mundo. Desde entonces, siempre tuve curiosidad por esa ciudad. Entre montañas, debe parecerse la vista a la de Caracas, las montañas llenitas de casas de colores, y la virgen gigante de Quito, que es la protectora de la ciudad. Dicen que, el dìa en que se caiga, se acabarà la ciudad y moriràn todos los quiteños. Quito està lleno de plazas y parece el centro de Madrid y la latina. Es alucinante, y lleno de sitios curiosos. Ademàs, conocimos, por Martìn, a gente del lugar, que nos enseñò miles de cosas y lugares. Y por Âlex, conocì al personajke màs personaje de todos, a ver si me manda la foto de Antonio, se merece una entrada para èl solo. Algunos apuntes, estuvo en la legiòn, en donde conociò al compositor de la vaca lechera, ha viajado por todo el mundo (y sigue, a los seseinta y tantos, pareciendo menos, claro), le abrieron el cràneo y la panza a machetazos en el Amazonas, lo encontraron en coma tres dìas despuès, lo normal. Estuvo en la càrcel en sudàfrica, por tener una preciosa novia negra. Le pillò el tsunami haciendo submarinismo, y otro coma de tres meses. Haciendo snorkelling le atropellò una lancha en la cabeza, otro coma. De todos los comas, tiene el sistema nervioso un poco jodido, a veces dice, "mira, ahì viene la angina otra vez" y nos enseña el brazo todo morado y contraìdo. cada cierto tiempo va a Indonesia porque una vez le atacaron los piratas y matò a dos, y està de juicios por eso. Bueno, y no paran las historias, y no creas que te las cuenta, sino que se las saca, y por si alguien lo duda,, tiene pruebas de todas. Dice que la vida es de puta madre, que es un guerrero. Que no sabe si tiene mala o muy buena suerte, cree que muy buena. Nos invitò a todo, ahora està descansando en Quito, el mèdico le obliga a descansar y èl elige uno de sus dos lugares preferidos del mundo. Nos enseñò lugares increìbles (de verdad, què ciudad!) y nos dio las gracias por la inyecciòn de energìa que le dimos, dice que estuvo a punto de mandar todo a la mierda para venirse hacia el sur con nosotros. Ojalà.
Por cierto, y pasamos el ecuador del mundo, el agua cae hacia el otro lado!
Y para Baños, una ciudad chiquita y turìstica ( y preciosa, pero eso ya se sobereentiende). Crecada por el temido volcàn Tungurahua, que a veces se hace valer. Entre montañas, hacìa un poco màs de frìo. Pero tienen unas aguas termales naturales, calentadas por la lava del volcàn, al frìo aire libre. Entonces, estàs en el agua calentita, viendo caer la cascada, y si es por la noche, pues las estrellas y la luna. No es para quejarse, pensaba "ojalà estuviera en una oficina de 8 a 15 y de 16 a 20"
Y de ahì, como se acercaba la luna llena, y estàbamos cerca, pues fuimos para la selva del Amazonas. Conocì a un tipo bien curioso y negociè un precio suuper barato. Cuando llego a la agencia, habìa quebrado. Martìn yÀlex se partìan la polla de risa, y bueno, ellos no iban a ir. Pero conocimos unas chicas, y se apuntaron. Què perrismo. Y estuvimos caminando, durmiendo en cabañas, bañàndonos en cascadas, esas cosas que se hacen en la selva, aunque nos quedamos a 11 km del rìo Amazonas. Nos hicimos colegas de unos indios de allà, jugamos al fùtbol y al boley encima de las mierdas de las gallinas, nos enseñarona disparar con cerbatana (Martìn no falla una, con o, tampoco), y nos contaban historias de cuando les habìan atacado los jaguares o cosas asì. Con la luna llena salimos a ver caimanes y a colgarnos en lianas.
Y bueno, despuès nos separamos, estos se vana a escalar el volcàn Ambato (aunque el tiempo no les dejò), y yo sigo hacia el sur. La estimaciòn de las horas es increìble acà. "A cuànto està esta ciudad en bus?" " a 5 horas", cuando llevas 12, dices "eh?". Y bueno, me pasò al revès, me dijeron que Cuenca estaba a 11 horas en bus y me hice mis càlculos paera pasar otra noche en el bus ( y van...) y llegar de mañanita a buscar hostel y esas cosas. Pues en cuatro y media estaba en la estaciòn de Cuenca, què se hace a las 2 y media de la mañana en una ciudad extraña y solo?, suerte que conocì a una ecuatoriana màgica que me salvò, a la que, por cierto, no volvì a ver. Conocìa a un chico que curraba en un hostel que abrìa toda la noche. Para allà que fui. Me gustò Cuenca. Habìa un cafè oscuro y antiguo en el que sòlo ponen Sabina, bien curioso. Conocì buena gente, vi pelìculas, pero estaba ya un poco a las prisas, un dìita sòlo en esta ciudad.
Ya iba para la tierra de incas, a poner el pie. Perù me esperaba, o yo esperaba que me esperase.